La preocupación por los problemas sociales culmina con los planos de ciudades ideales de Le Corbusier, las especulaciones de Buckminster Fuller y la extraña ciudad perdida de Brasilia. Propuestas ideadas a una visión única e idealizada de los arquitectos y que no responde a las verdaderas conductas y necesidades de las personas quienes lo habitan, ignorando una herencia cultural y social de los propios pobladores......
Unidad habitacional de Marsella, Le Corbusier. |
Es cierto que no puede imponer a las poblaciones el estilo de vida exigido por un tipo de edificación, olvidando la importancia que, desde los griegos, se había atribuido al respeto por la "escala humana". Además, algunos "usuarios" de estas ciudades se han instalado al margen de ellas. Pero no es necesario traer a cuento estas disparidades culturales para señalar el carácter relativamente inhabitable de ciertas realizaciones arquitectónicas del siglo XX. ¡Cuántos ejemplos se podrían citar para ilustrar los fracasos o dificultades de un urbanismo! Se podrían citar aquellos lugares prestigiosos, como la Defensa en las puertas de París, o la plaza Rockefeller en Albany, Nueva York, algunos de cuyos componentes arquitectónicos son admirables, pero que no siempre han funcionado como lugares de reunión aún si su concepción fue muy sabiamente planificada. Se puede citar la reconstrucción fuertemente criticada de la ciudad de El Havre, cuya fría regularidad de inspiración neoclásica salió del cerebro de Auguste Perret, a pesar de ser uno de los arquitectos más admirables que ha producido Francia. Se podría citar igualmente el caso de las sorprendentes "ciudades nuevas" que rodean París, cuyas cualidades arquitectónicas no han agotado las críticas de aquellos que denuncian el tedio mortal que parecen engendrar.
¡Cuántas veces no se ha opuesto a la frialdad de estas ciudades racionales el encanto desordenado de las ciudades medievales donde, evidentemente, el reunirse era un placer!
Hay quien, sin falta de humor, se ha ocupado de erigir con toda la precisión requerida en la materia, el acta de defunción de la arquitectura moderna, la cual habría fallecido "en San Luis, Misuri, el 15 de julio de 1972 a las 3:32 p.m.(o aproximadamente)", por el hecho que un importante inmueble colectivo, el Pruitt-Igoe, construido por Minoru Yamasaki, debió ser dinamitado por no haber podido responder de manera satisfactoria a las necesidades de la población para la cual se había destinado.Este fracaso de la "arquitectura moderna" o, mejor, este fracaso del movimiento moderno en arquitectura del cual se ha tomado cada vez más conciencia en el transcurso de los años 70 y 80.
Convencidos de la necesidad de rechazar las tradiciones de un pasado menospreciado y la experiencia que ellas podían transmitir, buscando fundar mejor sus planes sobre los principios racionales que constituyen el origen del éxito de la ciencia y de la técnica, los arquitectos "modernos", en la medida en que esperaban continuar fieles a su inspiración, debían dejarse guiar por normas y principios universales.
Por esta razón, muy difícilmente aceptan que sus proyectos fueran afectados por particularidades locales y por la afirmación de los deseos y las necesidades subjetivas, a menudo irracionales y cambiantes.
Sin mas que decir aquí les dejo el documental El impacto de lo nuevo - Problemas en Utopía espero sus comentarios
exelente coincido en varios puntos.
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